La Bella y la Bestia ( y la pequeña que hay en mí)


Fue un momento especial. 

No solo por ir con lo más parecido a una hermana que voy a tener, sino por mí. Crecí, al igual que muchos, rodeada del universo Disney y, aunque a una parte de mí le gustaría negarlo, esas historias me hicieron feliz. 

Tal vez, si hubiera nacido en otra familia, si hubiera crecido en otro lugar, si hubiese tenido disponibles otros contenidos culturales, consideraría a esta industria como la fría y mentirosa que suelo ver en ella. Pero me desarrollé disfrutando de las emociones que surgen de estas historias. Historias como esta, dónde una Bestia, fea y despiadada, llega a ser amada por su interior.

Puede que Bella, esa mujer hermosa, frágil, dada a los demás y tan inteligente como valiente, siga representando el perfeccionismo que se espera de la mujer en el mundo actual (que antes valía con ser madres, guapas o listas. Ahora hay que serlo todo); pero también sigue siendo una persona con una fe inquebrantable en sí misma y capaz de ver más allá.

Más allá de las apariencias, aunque no en todo predique con el ejemplo. Más allá de los prejuicios, los dioses, las fronteras, tu piel, mi piel y la niña que un día fui y se despierta, salta, corre y canta cuando la alimento con este tipo de historias. Porque más allá de las palabras, se oye una canción....

De niña tenía mucho que olvidar. Al acceder a mis recuerdos de la infancia veo unas machas borrosas que ocultan lo que no quisiera volver a ver, a vivir o a sentir. Desde bien pequeña elegí con qué quería quedarme, decidí que, si la vida era aquello, yo debía ser capaz de controlar lo que me llevaba en la memoria. Y siempre me resultó muy sencillo sustituir el espacio emborronado por las historias que me inventaba.

Tal vez lo compartas, tal vez no, pero seguro que entiendes a qué me refiero. Parece que ahora está mal visto, si eres escritor, decir que creabas historias desde niño. Debe ser que suena extraño, o que otros puedan pensar que te estás tirando el moco para sonar mejor, pero no me importa. Las historias salvaron mis recuerdos. Yo siempre las contaba. Y la Bella y la Bestia, la Sirenita o Peter Pan las motivaban

Las revivía y me creía princesa, guerrera, defensora de dragones o víctima de un hechizo. Las historias como esas, las que tenía disponibles, alimentaban esos juegos, esa imaginación y esas emociones capaces de derrotar al más temible de los hechiceros. Me hacían confiar en mi misma como Campanilla en su polvo de hadas. Me sentía fuerte en mi piel. Orgullosa de ser tan diferente. Orgullosa de ser objeto de burlas. Orgullosa de ser la única niña de una madre soltera y adolescente. Orgullosa de mi mamá, por haber sido tan valiente. Y, sin Disney y sus historias, nunca me habría sentido heredera de su carácter dulce e inquebrantable.

Hace una semana, perdida entre mamás y más niñas que niños, al lado de la persona que es lo más parecido a una hermana que jamás tendré, volví a sentirme así. Y es tremendo. Es tremendo sentirte orgullosa de no encajar, de ser diferente, de no ser bella, ni dada a los demás ni de inteligencia sorprendente, pero saberte tan fuerte como para ver más allá de las apariencias

No puedo hacer un comentario de esta película que te prepare para lo que vas a encontrar, porque es tal y cómo recordabas. No voy a juzgar el trabajo de un reparto que me parece impecable, porque si vas a verla vas a disfrutar. No qué decirte sobre la película más allá que esta pequeña reflexión.

Si la viste en tu infancia, vuelve a verla. Deja en casa la careta de la edad, el cinismo (en ocasiones tan sano), o la crítica aprendida con la experiencia. Siéntate, déjate llevar por esa pequeña aldea y prepárate para lo que vendrá a continuación. Disfruta de volver a ser la pequeña que hay en ti.



2 comentarios:

  1. Muero de ganas por verla porque me gusta sentirme conectada con mi niña interior siempre que tengo ocasión...
    Dejando a un lado la parte crítica, la realidad de que hay algo de machista en ella hacia la figura femenina y perfecta que lo da todo...
    Es parte de nuestra niñez aunque a veces nos avergüence o ahora veamos con lentes de adultas lo que se escondía tras las bellas y débiles y valientes e intelectuales (o no) damas.

    ;)

    Un abrazooo de niña a niña, jiji ^^

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    1. Seguro que la disfrutarás, Laura. No pierdas la oportunidad de verla porque a veces cosas tan sencillas como estas son las que nos recuerdan lo que realmente queremos en la vida... Vivirla con sencillez, alegría y el corazón bien abierto.

      Te devuelvo ese abrazo de niña con mucho cariño :)

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